BASURA DE ICOPOR

23.06.2014 00:00

LA BASURA BLANCA

El poliestireno expandido (ICOPOR) es un material muy utilizado en el sector de envasado y embalaje debido principalmente a sus excelentes cualidades para la protección contra impactos y sus propiedades de aislamiento térmico, así como por su ligereza y facilidad de conformado que le permiten adaptarse a las necesidades de cada producto a proteger. Otra cualidad destacada es su higiene y su aparente característica de material inerte, no constituye sustrato nutritivo para microorganismos, no seos descompone ni se pudre con el paso del tiempo y es muy resistente a la humedad.

Pero también es usado en el sector de la construcción por sus características de aislante termo acústico, como material de aligeramiento en el fundido de placas y en el sector de la decoración.. Tiene un elevado poder calorífico y una densidad de entre 10 y 25 Kg/m3. Los productos de EPS son caracterizados por su ciclo de vida relativamente corto pues sólo se usan una vez y se convierten rápidamente en residuos, generando grandes cantidades. Es por ello que se buscan alternativas para su recuperación evitando que enormes volúmenes lleguen al relleno sanitario o que se incineren por el severo impacto ambiental que produce.

Sin embargo el principal inconveniente del EPS es su volumen, debido a la baja densidad del material (Estos valores varían entre los 10 y 25 kg/m³). Por ejemplo un camión de residuos con una capacidad de 70 m3 sólo podría transportar alrededor de 700 kg, lo cual encarece el transporte desde el origen de los residuos hasta su centro de recuperación. Por tanto el interés del reciclado de EPS se halla en el hecho de eliminar el volumen de residuos, reduciendo costos de almacenamiento, transporte y eliminando riesgos de incendios.

LA SITUACION DE BOGOTA

El consumo de icopor sigue en aumento. Se estima que en solo envasado y embalaje Bogotá produce más de 6.000 toneladas anuales de residuos que no están siendo recuperados actualmente. Hay dos organizaciones intentando ofrecer alguna solución pero es incipiente frente a la magnitud del problema.  Se requieren dos iniciativas para aliviar el impacto ambiental que genera: una de tipo normativo y otra de responsabilidad empresarial. La primera requiere una norma que prohíba el transporte de icopor al Relleno Sanitario, que a su vez estos residuos se incluyan en la bolsa blanca y se les pague a los recicladores un precio especial por recogerlo. Y la segunda que las empresas que lo fabrican se hagan corresponsables de su recolección post consumo y ayuden económicamente a quienes estén interesados en reciclarlos y transformarlos.

Si estas dos acciones no se dan conjuntamente seguiremos viendo a Bogotá inundada de icopor y el relleno sanitario recibiendo más de 7.000 toneladas cada año con los consabidos problemas por su difícil compactación y los más de 500 años que tarda en biodegradarse.